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Kurt Lutman: “Le escribo a aquellas personas que no perdieron la capacidad de asombro”

  • Foto del escritor: Fugitivos
    Fugitivos
  • 21 nov 2018
  • 6 Min. de lectura

El dueño de una pluma inexorable y gambeteadora estuvo a solas con Fugitivos. El fútbol, los libros y sus hijos fueron parte de una charla amena e imperdible.

 

Kurt Lutman durante la entrevista. Fuente: Gaspar Dalla Valle

Entrevista realizada por Julián Sappietro y Gaspar Dalla Valle en Junio del 2018.


Es verdad que hacía frío y es verdad que lo intentamos muchas veces, pero la jugada menos esperada fue la del gol. Allí estábamos, con Kurt Lutman, un tipo que vive ahí nomás de nada, Perito Moreno es la cortada que lo acoge y Mendoza la calle que lo cruza.


Al principio se puede decir que comenzó como una entrevista, tres personas sentadas alrededor de una mesa, mate en mano y grabador sobre la madera fría que tantas veces sostuvo el codo de aquel escritor, futbolista, acordeonista y quién sabe cuántas cosas más.


Queremos saber de sus inicios, de su primera pasión, de su primer amor, por lo tanto disparamos en concreto: “¿Cómo arrancó tu vida de futbolista?”, a lo que nos responde con las cejas en alto y mirando el termo con el escudo del club de sus amores: “La arranqué por mi viejo, llevándome a la cancha de Newell’s, donde ahora están las canchas de tenis, porque ahí estaban las primeras canchitas de fútbol. Mi viejo era técnico y me dejaba a un costado para que pueda jugar con las pelotas y las redes. Así fue mi primer acercamiento al fútbol y a Newell’s. Luego, se armó la categoría setenta y seis, ya con cinco y seis años y ahí hice toda mi carrera.”


Kurt sigue reflexionando, buscando en los recovecos de su ‘disco rígido’ más recuerdos de aquella época de infante con un sueño. “Todas mis inferiores fueron en Newell’s, de punta a punta. Fue mi lugar de formación futbolístico y también como persona, porque el juego te va moldeando, te va haciendo y te va construyendo a nivel personal. Uno cree que está jugando solamente al fútbol pero está aprendiendo formas, para poder ‘ser’ fuera de la cancha.”


Una fecha nos quedó resonando en la cabeza, mil nueve setenta y seis, su categoría, por lo tanto, queríamos saber cómo era transitar las inferiores de un club en esa época y cómo transcurrió su infancia, a lo que nos cuenta: “A mi infancia la viví de manera muy feliz, no tenía la dimensión política que se estaba viviendo y se estaba jugando fuera de una cancha, que era lo que estaba pasando en la Argentina, con la dictadura, los desaparecidos… No, recién pude conectar con esa información cuando fui más grande, cuando fui a Mendoza. Antes era como algo que me pasaba por el costado y yo no podía ver.”


..."Newell's Fue mi lugar de formación futbolístico y también como persona, porque el juego te va moldeando, te va haciendo y te va construyendo a nivel personal"...

Lutman recuerda su estadía en Mendoza: “Justamente me encontré con las madres en Plaza Independencia, a un kilómetro de Godoy Cruz. Ahí se me despertaron unas ganas muy grandes de investigar sobre la historia, sobre lo que había sido la dictadura, el momento donde yo estaba naciendo. Y me encuentro con eso, con la dimensión política de mi país, con hechos políticos, rebobinar lo que había sido ‘Cámpora al gobierno, Perón al poder’, la proscripción, la ‘Triple A’, la resistencia peronista, el gobierno de Perón… Y allí empiezo a ir para atrás y ampliar mi mirada hacia la historia del país.”


La yerba ya estaba pidiendo el cambio y el agua estaba fría como aquella mesa sostén de codos y grabadores. Mientras el entrevistado renueva las provisiones, me quedo mirando las frases que amenizan la cocina, el espejo roto y la heladera grafiteada. Es el laboratorio de un artista. Al retomar, conversamos acerca de su debut en primera, algún que otro viaje futbolístico y nostalgias que siempre vienen bien.


"Justamente me encontré con las madres en Plaza Independencia, a un kilómetro de Godoy Cruz. Ahí se me despertaron unas ganas muy grandes de investigar sobre la historia, sobre lo que había sido la dictadura, el momento donde yo estaba naciendo" ...

La temática ahora es Eduardo López, a lo que responde: “A ver… Para mi López era el reflejo de una camada de dirigentes que había a nivel país, estamos hablando de la década del noventa, en la plenitud del menemismo. En Newell’s estaba todo mal, no cobraba ningún empleado del club, nosotros nos sentíamos unos privilegiados por cobrar cada tres meses… Imaginate. La justicia operaba detrás de él, incluso algunos medios de Rosario ya eran suyos, entonces eso era una desventaja para cualquiera que quisiera pararse y decir algo. Recuerdo que había trascendido que yo me había plantado y le había dicho que si cobraba uno cobraban todos, y fue así, pero no fui el único, éramos un montón de trabajadores y laburantes, hubo muchos despidos en Newell’s y eso también habla de un montón de gente que se plantó, pero no salía en ningún lado. Mi caso trascendió porque yo jugaba al fútbol…”


Cierta complicidad entre nosotros, los entrevistadores, hace que demos por finalizado el tema ‘fútbol’, pasemos a las literatura, a las letras y al papel. “¿Qué es un escritor?”, vuela entre mate y mate: “Y… es fuerte”, sentencia Kurt. “Es fuerte hacerte cargo de que sos un escritor y llamarte escritor. A mi me gusta mucho contar de que yo descreo de los rótulos, porque siento que escritor o escritora son todos los que han escrito algo, no recién después de que sacas un libro sos escritor. Futbolista son todos los que juegan al fútbol, no después de debutar en primera división. Ustedes, por ejemplo, son periodistas.”


Nuestras miradas que antes eran de complicidad, ahora se llenan de sonrisa y guiños, mientras Lutman sigue: “Es una decisión personal, no hay un pergamino externo, es decir, ‘yo soy escritor, no necesito que nadie venga y me lo diga’, incluso yo descubrí que era escritor y pude llamarme así, después de haber sacado mi segundo libro, antes no podía llamarme así cuando me preguntaban por mi oficio, decía ‘albañil’ u otros. Cuando fui a anotar a mi hijo a la escuela y tuve que poner mi oficio, puse escritor, y ahí sentí que me estaba haciendo cargo de algo que era nuevo. Es una autorización que se da uno mismo."


..."Yo descreo de los rótulos, porque siento que escritor o escritora son todos los que han escrito algo, no recién después de que sacas un libro sos escritor" ...

El churrero se adueña del barrio con su sinfonía de una nota, pero inconfundible. Miro mi celular y ahí la tengo anotada: “¿A quién le escribís?”


“Primero a mi”, dice Kurt, “trato de que me guste a mi, después trato de comunicarme con gente y escribirle a gente que tiene capacidad de asombro, no le escribo a los críticos de arte, no busco entusiasmar a gente que leyó a grandes autores para ver si yo puedo pertenecer a eso, a mi esa gente me chupa un huevo, yo le escribo a los de mi barrio, a gente como yo, que cada vez que ve una performance artística se asombran, no le escribo a los ácidos que buscan el error ajeno. Le escribo a aquellas personas que no perdieron la capacidad de asombro.”


La tarde se hacía más tarde, el frío se enfriaba un poco más, y casa estaba cada vez más lejos, la entrevista ya había perdido esa forma típica de pregunta – respuesta, era una charla, un intercambio de experiencias. En ese entonces surge el interrogante, “¿Quién es Kurt Lutman?”, a lo que el artista nos responde: “Tengo pocas certezas, soy papá de Juan y Francisca, y soy un artista, no más que eso, porque si dijera que soy un escritor, no se dentro de un par de días o meses voy a seguir siendo lo mismo, por eso me considero un artista, elijo el arte de acá en más para acompañar mi vida y voy incorporando distintas experiencias, me voy moviendo, soy inquieto, esa es una linda cualidad.”


..."Yo le escribo a los de mi barrio, a gente como yo, que cada vez que ve una performance artística se asombran, no le escribo a los ácidos que buscan el error ajeno" ...

Para simular el cierre y digo simular, ya que la charla siguió ‘off the record’, concluimos preguntando: “¿Te conmueve lo que hacés?”


Kurt se recuesta en el respaldar de la silla con los brazos sosteniendo su nuca, mirando un techo que tantas veces lo vio a él sentado y contesta: “Ese es el tester”, sonríe y deja en claro que le agrada la pregunta. “La prueba es conmoverme, no perder la emocionalidad y a veces me conmuevo y a veces no, no me pasa, entonces es una energía a la que persigo, la emoción en lo que hago. A veces puedo con algunos textos que escribo y que me emocionan muchísimo, y otras veces no, siento que lo escribí desde otro lugar, un lugar más distante, más frío. Hace poco me junté con el Nacho Boggino, jugador de Temperley, y me contó que él lloró varias veces antes de salir a la cancha, por la mera emoción de estar jugando un partido, de hacer lo que lo apasiona, ha llorado antes, durante y después de un partido, yo le decía que eso no me ha pasado. Me gustaría conmoverme más todavía, siento que ahí está donde uno se acerca lo más que puede a ser genuino y fiel a uno mismo y de esa manera, escribir como uno siente."


La grabación se corta con un “amigo, está buenísimo esto”. Estábamos contentos, los tres, no por la nota en sí, sino porque estábamos seguros que esto era lo que en serio queríamos ser. Sólo nos falta una cosa, autorizarnos como tales.

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