Rugby Social: Un 'tackle' a la indiferencia
- Fugitivos
- 20 nov 2018
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Botines Solidarios y Los Tigres, dos asociaciones civiles sin fines de lucro con un objetivo en común: llevar el rugby a los barrios de Rosario.
Por Axel Battyán Padró y Gaspar Dalla Valle.
Rosario es cuna de gran variedad de deportes, en cada barrio nos encontramos con clubes que mueven el sentimiento de cientos de personas. La rutina de entrenarse, de formar parte de un grupo ha sido la luz en el túnel en aquellos lugares con historias donde el estado brilla por su ausencia y es la calle la que maneja la calle.
Nos acostumbramos a que las cosas no tengan solución, pero esta vez es diferente, tal vez por motivaciones personales, porque hay quienes entienden que puede hacer algo por el otro, o simplemente porque se dio así, las opciones empiezan a florecer. Y eso pasó en más de un barrio de la Ciudad, donde el objetivo de enseñar a jugar al rugby saca a más de 300 chicos de la casa, los reúne en un lugar común y los acompaña en los diversos aspectos de su infancia y adolescencia.
Tanto Botines Solidarios, como así también Los Tigres, son organizaciones no gubernamentales sin fines de lucro que se hacen presentes en el barrio El Gráfico, Empalme Graneros, Santa Lucía y Parque del Mercado, entre otros. El objetivo es el mismo, transmitir a través del deporte los valores que este emana como así también potenciar las virtudes grupales y el compromiso de pertenecer a un equipo.

En Parque del Mercado, bien cerca del polideportivo municipal y pegado al Club Grandoli, donde Lionel Messi dio sus primeros pasos con la pelota de fútbol en los pies, se encuentra la cancha de rugby que utilizan los chicos y chicas de Botines Solidarios. En 2013 fue Leandro Lobrauco, ex jugador de Plaza y de Los Pumas el que trajo la iniciativa desde Buenos Aires.
Por otro lado, hace cuatro años en el Barrio Santa Lucía de la Ciudad de Rosario un grupo de jugadores y exjugadores de rugby realizaron un retiro espiritual de la mano del Sacerdote Lucas Policardo. Este grupo pertenece en parte al Movimiento Cristiano de Rugby y una vez finalizado el retiro, el párroco notó en los encuentristas la necesidad intrínseca de hacer algo por el barrio, a su vez, aprovechó la gran cantidad de niñas y niños que asistían a la iglesia (a jugar al fútbol, por ejemplo), y les propuso enseñar rugby en la plaza del Santa Lucía. Así fue como Los Tigres dieron sus primeros pasos.

“El rugby es un deporte inclusivo porque lo pueden jugar todos: el gordo, el flaco, el alto, el bajo… Todos. Nosotros le damos lugar a chicos que por ahí no tienen lugar en otro deporte, aquí siempre lo van a tener”, explica el fundador de Botines Solidarios en la ciudad, Leandro Lobrauco.
Según Manuel Barraza, Arquitecto y voluntario activo de Los Tigres: “El rugby es sólo una excusa, la idea es que vean otra realidad, que vean que se puede progresar, que se pueden tener cosas propias.”
Como podemos ver, la motivación viene de la mano de la acción, pensar en poder hacer algo y ejecutar para que esto suceda es lo que hacen gran cantidad de voluntarios que pertenecen a estas organizaciones que una o dos veces por semana hacen base en los barrios y brindan gran cantidad de actividades, tanto deportivas como recreativas.

Toda actividad, por más solidaria que sea, genera gastos que deben ser subsanados de alguna manera. Por eso, Botines Solidarios actualmente tiene un convenio con la Secretaría de Deportes, que le da un sustento que es sumamente importante, y sponsors, además de muchas personas que colaboran día a día. Según Lobrauco, es “la gente del rugby la que sabe que existe Botines y que todo lo que nos pueda alcanzar nos viene bien.”
Por su parte, Los Tigres se sustentan a base de ayuda ocasionales, eventos que realizan empresas o instituciones y luego donan lo recaudado y con un nuevo sistema de socios que da la posibilidad de comprometerse formalmente con la Asociación, así pueden afrontar ciertos gastos fijos como la gran cantidad de ‘terceros tiempos’ que se dan en el mes y obviamente todo tipo de compra que se deba realizar de herramientas o elementos de entrenamiento, como así también materiales para los talleres.

A raíz de esto Barraza explicó: “Uno de los gastos fijos más altos que tenemos es el de las becas, a partir de los 15 años si bien podemos entrenarlos y demás la idea es meterlo en los clubes para que vean que no solo es la realidad del barrio en la que viven, que se empiecen a relacionar con otro tipo de gente, no solo con los que viven en su barrio.”
Desde Botines afirman que esta clase de actividades les permiten distraerse, divertirse, aprender nuevos valores y olvidarse al menos por un rato de los problemas que tienen día a día.
La realidad indica que donde no está el Estado seguramente algo este librado al azar, a la suerte del destino. Por suerte en estos puntos de la ciudad hay personas que logran hacer, por un rato, algo por niñas, niños y adolescentes que llegan tanto a Los Tigres y a Botines en busca de un lugar en esta sociedad que en ocasiones elige mirar hacia otro lado cuando ellos pasan.
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