La otra cara del barrio Las Flores
- Fugitivos
- 25 abr 2019
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 28 abr 2019
El barrio Las Flores, ubicado en la zona sur de Rosario, suele ser noticia por hechos delictivos relacionados a la violencia, la inseguridad y el narcotráfico. Sin embargo, limitarlo a estos conceptos es un error, porque si bien es innegable que ocurren, no son lo único que sucede en Las Flores.

Basta con ingresar al barrio para entender que tiene muchas cosas para ofrecerle a la sociedad que van más allá de las balaceras y la droga. Descubrir la otra cara de Las Flores es descubrir el trabajo que muchas personas realizan desde hace años para capacitar y acompañar a los jóvenes.
Desde el año 1983 funciona en el barrio un Centro de Convivencia Barrial (CCB), que pertenece a una red de treinta y tres Centros de Convivencia que hay en Rosario y dependen de la Secretaría de Desarrollo Social de la Municipalidad. En cada uno de estos centros se integran diferentes actividades. Quienes trabajan en estos organismos señalaron que “no se encuentran treinta y tres centros exactamente iguales, ni desde lo edilicio, ni desde las políticas que ahí se van integrando”.
“Todo esto que es un garrón, la droga, los tiroteos, pero también pasan otras cosas, y esas son las voces que nosotros queremos que estén en la revista y que se empiecen a conocer”.
En el año 2012, al surgir el programa provincial Nueva Oportunidad, el CCB de Las Flores comenzó a integrar su funcionamiento trabajando con jóvenes de entre 16 y 22 años bajo dos vías: los oficios y la comunicación.
“En este centro se integran políticas sociales, la idea es que en estos lugares la gente realmente pueda hacer actividades que están vinculadas con lo social, con lo cultural”, dijo a Fugitivos el ex coordinador del centro Mario Martínez. Las capacitaciones que la institución ofrece abarcan entre diez y trece chicos y, hoy en día, el número de personas que el CCB puede recibir está cubierto.
Actualmente el centro ofrece cursos de fotografía, de radio y sonido (la institución dispone de un estudio de radio), y un taller llamado “publicaciones”, a cargo de la diseñadora gráfica Gisela Olguín, en el cual los jóvenes del barrio desarrollan su propia revista llamada “La otra cara”.
“Lo que estamos construyendo junto con los pibes es la idea de que hay un valor en este grupo de personas”.
La revista es editorializada por los chicos del barrio con el objetivo de mostrar lo que no se ve. “Lo que estamos construyendo junto con los pibes, porque es cooperativo todo esto, es la idea de que hay un valor en este grupo de personas”, señaló Martínez.
La coordinadora del taller de Publicaciones, Gisela Olguín, comentó a Fugitivos que “la revista es un proyecto que se viene sosteniendo desde hace años. Ahora se planteó de que sea más abierta, más colectiva, donde los otros talleres también pudieran participar y sobre todo que pudiera estar la voz de los pibes”.
“Todo esto que es un garrón, la droga, los tiroteos, pero también pasan otras cosas, y esas son las voces que nosotros queremos que estén en la revista y que se empiecen a conocer”, afirmó Olguín.
Además, el centro cuenta con un espacio de mujeres, propio de las madres que empezaban a visitar el lugar al traer a sus hijos o al acercarse a ver qué actividades había. En este sentido, el centro se vuelve un organismo fundamental para acompañar a jóvenes que transitan embarazos adolescentes o que sufren violencia de género, problemáticas que, según los capacitadores, no son ajenas al barrio.
En el marco de la violencia que se le atribuye a Las Flores, desde el CCB aseguran que esta institución funciona como un lugar de neutralidad, que es de todos y donde hay códigos a respetar. Las diferencias que pueden plasmarse de un modo violento en el barrio, quedan de lado dentro del centro.
Además, el CCB no se limita solo a capacitar a los jóvenes, si no a darles un acompañamiento integral. Está en contacto con el centro de salud y con otras instituciones para poder hacer un seguimiento de los jóvenes y brindarles contención desde todos los espacios.
En este sentido, en el organismo trabaja una psicóloga y desde el centro de salud visitan este espacio y mantienen reuniones semanales o mensuales, de acuerdo a los casos que estén abordando.
Conocer en profundidad el trabajo y la dedicación social que se realiza en Las Flores permite desmitificar la imagen del barrio como un lugar tomado por la violencia, la inseguridad y las drogas
“Uno puede ofrecer cualquier capacitación, pero cuando es profe, es tutor, es acompañante, hay una tarea que es mucho más primordial y tiene que ver con que yo te pueda acompañar”, señaló Olguín y agregó que su trabajo se basa en observar, abordar e intervenir.
Las actividades que desarrolla el centro también ofrecen la opción de salir del barrio. Muchas veces los chicos van a ver una película, van a una visita y en el verano trabajaron en un Polideportivo. “La idea es que el joven que ya está viniendo pueda tener una continuidad”, explicó la capacitadora.
Conocer en profundidad el trabajo y la dedicación social que se realiza en Las Flores permite desmitificar la imagen del barrio como un lugar tomado por la violencia, la inseguridad y las drogas, para mostrar un aspecto paralelo del mismo, que es el trabajo para cambiar estos aspectos de raíz brindándoles herramientas a los jóvenes y acompañándolos.
Las Flores es escenario de tiroteos, de homicidios y de delitos de diferentes índoles, pero también, gracias a su Centro de Convivencia Barrial, que cumple un rol social fundamental, busca combatir a la violencia con el más poderoso antídoto: la educación y el acompañamiento.
Con respecto a la presencia del Estado, el barrio Las Flores cuenta con tres escuelas primarias, dos secundarias, un Centro de Convivencia Barrial, un polideportivo y dos centros de salud, además de la policía que circula constantemente por el lugar. Ante estos organismos que funcionan en el barrio, trabajadores del CCB expresaron que no puede hablarse de una ausencia del Estado en el barrio.
El ex coordinador del Centro de Convivencia Barrial de Las Flores, Mario Fernández afirmó que no cree que haya ausencia del Estado en el barrio, pero que cree “que el estado y la sociedad civil tienen que discutir cómo están presentes, que no es lo mismo que estar ausente”.
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